Cuando nos vamos de vacaciones al
extranjero o alguna isla, siempre tenemos la confianza de que el avión llegará
sano y salvo pero... ¿Y si esto no es así y al avión se le paran los motores? ¿Seríamos
capaces de llegar al aeropuerto más cercano?
Uno de los temores más comunes respecto a los aviones es el
famoso miedo a volar o aerofobia. Por culpa de este síntoma, la gente puede perder un trabajo si tuviera que viajar al extranjero por motivos de negocio, o incluso, no podrían disfrutar de unas vacaciones en familia en algún lugar más lejano de lo habitual. Espero que con la siguiente explicación se
queden un poco más tranquilos y les ayuden a tomar un avión con más frecuencia.
La distancia que puede cubrir
un avión planeando viene determinada por su rendimiento aerodinámico, o sea, el
índice que mide las cantidades relativas de elevación y resistencia
aerodinámica de las alas. Este índice es de aproximadamente 19:1 para
los aviones comerciales de pasajeros. Esto quiere decir que cuanto mayor sea el
índice, menos velocidad se necesitará.

Para calcular lo que podría aguantar volando un avión sin ayuda mecánica de una manera sencilla, no habría más que multiplicar el índice anterior con la altitud a la que el avión se quedó sin motores. Esta cifra es un poco inexacta porque no se tienen en cuenta la velocidad, temperatura y dirección del viento, el peso del avión y las corrientes térmicas. Para no caer en picado habría que saber utilizar las corrientes de aire para que el avión suba. En la siguiente imagen se ve como el primer avión vuela de forma normal, pero en el segundo dibujo se representa cuando un avión entra en pérdida, es decir, cuando el ala de un avión entra en pérdida. La misión del piloto será enderezar el morro respecto de la cola dejando el avión recto.
Los
pilotos cuentan con algunos procedimientos para mejorar ese índice, como por
ejemplo el de alargar las alas o alerones para que el avión tenga mayor
sustentabilidad de vuelo. Otro es el de arrojar el combustible por la borda ya
que el combustible en un avión sin motores no sirve de nada. Esto le proporciona
al avión menor peso (es muy frecuente en aterrizajes de emergencia).
El accidente de Spanair se produjo en 2008, en un vuelo Madrid-Gran Canaria. El accidente se produjo nada más despegar y constituyó el primer accidente mortal de Spanair en su historia. No fue exactamente por un fallo en los motores, sino por la pérdida de aerodinámica. A continuación pongo el vídeo del accidente de Spanair en el aeropuerto de Barajas, Madrid.
En 2001, un airbus 330 canadiense de Air Transat que cubría la ruta Toronto-Lisboa sufrió una pérdida del combustible y los dos motores fallaron cuando aún estaban a casi 140 km de distancia. Afortunadamente, el rendimiento aerodinámico del avión era de 16 y el fallo se produjo a 10.500 m, con lo que logró planear hasta su destino. Los pilotos lograron aterrizar a alta velocidad en el que sólo una docena de pasajeros sufrieron alguna herida leve. En la siguiente imagen se puede ver como quedaron las ruedas del avión tras el aterrizaje forzoso.

En circunstancias
extremas como estas, los pilotos pueden quedar como héroes a lo largo de toda
su carrera laboral si consiguen evitar la muerte de cientos de personas, o pueden ser recordados para siempre como aquellas personas
que mataron a cientos de pasajeros. Por esto me gustaría terminar nombrando
esta frase: "El despegue es opcional; el aterrizaje, obligatorio"
bibliografía
- http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/11/noticias/1349950075.html
- http://www.xatakaciencia.com/fisica/cuanto-es-capaz-de-planear-un-avion-si-se-le-paran-los-motores
- http://es.wikipedia.org/wiki/Vuelo_5022_de_Spanair
- http://es.wikipedia.org/wiki/Entrada_en_p%C3%A9rdida
Me ha parecido una entrada muy buena, ya que tienes gran razón, todos dudamos antes de montar en un avión, me dejas mas tranquila sabiendo que en caso de que dejaran de funcionar los motores no caeríamos en picado, pero me surge la siguiente pregunta:
ResponderEliminarMientras estamos despegando, si se pararan los motores ¿que pasaría?
Gracias.
Sandra García García